Las ciudades se reinventan, renuevan sus pieles citadinas y
permiten que sus calles construyan nuevas caligrafías en los relatos del
tiempo. Del miedo en las miradas evasivas y los gestos ensimismados; de la
estridencia y el canto bélico de una urbe en pugna, se ha pasado a los
lenguajes de la fraternidad y la creación. Medellín, la ciudad literaria de Tomas Carrasquilla y León de Greiff; de
Fernando Vallejo y Darío Ruiz Gómez; la Metrallo que hizo famosa en el mundo un
aciago rufián del mal y que el ojo fílmico de Víctor Gaviria supo aprovechar en
su estética sicaresca, hoy es una metrópolis que no abandona el halo veredal de
la montaña y que ve emerger las apuestas más decididas por la vida, la inteligencia y el arte: Editoriales
independientes, festivales de poesía, red de bibliotecas, becas de creación
artística, conciertos permanentes y librerías que dibujan el atlas convulso de
ideas de un nuevo entorno urbano. Fue
esta la ciudad que albergó los días 27, 28 y 29 de noviembre a los
bibliotecólogos del Servicio Nacional de Aprendizaje para gestar la nueva
comunidad de conocimiento que ha de permitir que las bibliotecas sean el centro
gravitacional del proceso formativo en la institución. Con exposiciones, mesas
de trabajo, conversatorios y conferencias, las horas se agotaron estrechando
vínculos y tejiendo aliados. Nuestro Centro de Formación Agroindustrial La
Angostura y su unidad de información técnica, compartió experiencias como los talleres
de creación narrativa y apreciación cinematográfica, que con los testimonios de
aprendices y su respectiva documentación, han de convertirse en prácticas que
merecen replicarse y enriquecerse para todos los que militamos en la comunidad
del libro y la amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario